Laura y Lluvia

Esta es Laura montando a Lluvia.

Lluvia es una yegua alazana, angloárabe, de deporte. Tiene mucha clase y algunas veces no es fácil hacerse con ella en el cross. Por eso de vez en cuando Laura le da un "repaso" , basta un pequeño recorrido para que Lluvia entienda que debe concentrase en el trabajo.

En realidad es una yegua estupenda , muy viva y con mucha clase.

Tiene una gran potencia y una bonita estampa.

Disfrutad de video.

Este es " el Holandés", un caballo con un nombre difícil, imposible de recordar, por eso es " el Holandés". Aunque Vera le llama "holaAndrés" todo seguido, y todos nos reímos.



Es un caballo muy mayor, viejito, pero que aún se mueve con soltura y elegancia; un buen "profe" para los alumnos.
Está retirado de la competición y "tocado" en una de sus manos, pero aquí vivirá bien; trabajará poquito y pastará suelto con la manada.
Tiene que engordar, aunque a los caballos mayores les cuesta más coger peso.
Es cuestión de tiempo, hierba fresca y buen pienso.
Ya vereis dentro de poco.
Lo veremos todos. ¡Sí!

San Isidro- el ciclo festivo-

En nuestro pueblo y en nuestra cuadra, el día de San Isidro forma ya parte de un ritual anual.
Un día festivo en el que acudimos, montados a caballo, a la romería que se organiza en honor del santo. Un motivo para pasar un día festivo junto a otras gentes de caballos.
Es bonito comenzar el día con los preparativos; las sillas, los cepillos, jabones...etc...
Además es muy cómodo hacerlo en la casa de arriba; sombrita, cafetito, bizcochos...

cada uno limpia su caballo y Laura se ocupa de las trenzas, es lo que tiene saber hacerlas...o enseñas a los otros o las haces tú todas.

Pero nadie se queja, ni siquiera laura, que las hace con amor y soltura.

Al final salimos con ocho caballos, los dos ponis, valiente y Ginebra, se quedaron en la cuadra. Bastante atención requiere ir por las calles del pueblo pendientes de caballos, jinetes y de los niños- Vera e Ibor- comopara llevar dos ponis del ramal.

El año que viene será. Cuando los más peques puedan montar solitos.

San Isidro II

Este año hizo un tiempo estupendo, pudimos disfrutar del día, del sol y del cariño de la gente.
La gente siempre mira a los caballos con una mezcla de precaución y admiración y exclama...¡qué bonitos!

Los jinetes de la cuadra iban impecables, unos con las nuevas camisetas y otros vestidos de forma más tradicional.

Cuando llegamos a la plaza del pueblo ocupamos uno de los lados vacíos, apartados de la gente por precaución, aunque todos los caballos se portaron con una correción exquisita, je je..la buena educación.

Después de la romería , la comida y el descanso, regresamos a Las Beceas.

El camino de regreso es un hermoso paseo, ya conocido, pero no por eso menos atractivo.

Y este año, con la esplendorosa primavera, los prados parecen mares de hierba.