

Siempre regresa; la esperes o no. Con lluvia o sin ella. La primavera siempre vuelve al valle.
Los caballos lo agradecen; pasaron un invierno duro. Lo pasaron relativamente bien, auqnue tuvimos demasiadas nieves.
Durante el invierno les alimentamos a conciencia y se resguardan en el bosque. Ni uno solo enfermó.
Pero la primavera es mejor. Aunque estaban gorditos ahora han engordado aún más. Les rotamos en distintos prados, no podemos dejar que se pongan como pelotas.
Aún así engordan lo suyo. Es inevitable.
También es inevitable que Lua persiga a las mariposas.
Incansablemente.
Menos mal que casi siempre falla y no suele atraparlas.
Cuando lo hace se sorprende, y se ríe.
En serio, Lua se ríe.
Solo hay que mirarla a los ojillos para darse cuenta.
Mientras tanto salimos acaballo y cruzamos los senderos y rincones del valle.
El valle es un lugar estupendo, y más en primavera.