martes, 17 de agosto de 2010

El caracter de los caballos

Edén al trote bastante más centrado y confiado.

El CARACTER DE LOS CABALLOS, aún teniendo en cuenta la herencía genética, viene dado por el trato que reciben en su relación con el hombre.

La relación del caballo y del hombre no debería basarse en el poder y en la dominación, sino en la colaboración y el entendimiento.

A menudo llegan a nuestra cuadra potros y caballos jóvenes que ya traen marcada la impronta negativa de sus primeros encuentros con el ser humano.

Suelen ser caballos ariscos y nerviosos; desconfiados.Caballos a los que cuesta convencer de que eso que hasta ahora les ha sucedido no tiene por qué volver a suceder.

Trabajar de nuevo con ellos, desde el comienzo, como si nada les hubiera pasado, no es facil. No lo es porque el caballo responde a la conocida ley " causa- efecto" y sus genes, que le confieren un alto grado de instinto de supervivencia, le han implantado en el cerebro un acto reflejo ante las situaciones complicadas o difíciles. Situaciones que en muchos casos son tan secillas como "dar cuerda" " tocarles las patas" o "ponerles una cabezada".

Cuando un caballo llega a nosotros supuestamente domado y montado y es dificil llevarle del

ramal o ensillarlo, damos por hecho que todo lo que le han enseñado se lo han enseñado bastante mal, Y ahí es donde comienza nuestro verdadero trabajo" empezar de nuevo". Buscando una nueva relación con el animal y que llegue a entender que DOMAR no significa DOMINAR, que domar es domesticación , confianza y colaboración.

Todo un reto la mayoría de las veces.

martes, 10 de agosto de 2010

Edén al paso

Edén


Este es Edén.
Ha venido a Las Beceas para que Lau le de un repaso.
Estará solo un mes en casa y en ese mes tiene que recordar lo que ha olvidado, si es que lo aprendió alguna vez.
Muchos caballos se doman y después se les deja en una finca, sin montar y sin trabajar.
Cuando el dueño quiere hacerlo se encuentra, si no tiene un gran nivel como jinete, que el caballo es demasiado dificil para él y tiene que recurrir de nuevo a un profesional.
No es malo recurrir a alguien más experto, no, es lo que se debe hacer antes de correr riesgos innecesarios.
Eden es un buen caballo, y pasados los primeros días, que extrañaba todo, ahora se comporta bastante bien.
Esperemos que cuando regrese a su casa demuestre que lo es. Todos estaremos felices.

viernes, 6 de agosto de 2010

Todos en fila...

Esta es Calera montada por Laura, y quien la sigue a todas partes es Grisú, "the boss," de tanto compartir prados ha llegado a creer que Calera es su novia y claro, donde va ella , va él, y Lúa, al ver la fila piensa ¿ donde irán estos?¡ yo no me lo pierdo! y se apunta y se va tras ellos.

Al final parecen una excursión, y eso que no salen de la pista, je je...

miércoles, 4 de agosto de 2010

Nora e Hidalgo

Laura está como una cabra, y lo peor, sin solución ,
¿ Por qué?
Porque va a ver un caballo, por si acaso, y viene con dos...¡claro...! cómo somos pocos...
jaja..la verdad es que son un cielo( yLau también). Aquí están...Nora e Hidalgo. Ha simple vista parecen iguales, y si te fijas un poco siguen pareciendo iguales.
Se quedan con nosotros.
En la foto les montan Tiffany e Irene. Ire a Hidalgo y Tiffany a Nora
¿ o es al revés?

El verano en el valle

Merche , Mustang y Lúa paseando por el valle. Cada año hablamos del verano en el valle como si fuera un regalo.
Realmente es así. El verano en el valle es suave y generoso, no es demasiado largo y tampoco muy caluroso, permite cabalgar a cualquier hora del día sin morirse de calor por ello.
Los arroyos suelen tener agua y abundan las sombras de los robles y los fresnos.
También es el tiempo de montar casi todos los días, el invierno con sus nieves y sus fríos lo pone dificil, y es el verano la ocasión de concedernos una hermosa venganza.

Cuando menos te lo esperas llegan los vientos fríos y las nubes grises y gigantes como castillos.
Es inevitable que regrese el otoño y después el invierno, pero para entonces habremos paseado el valle de sur a norte todas las veces que quisimos y cuando vuelva el frio nuestra sonrisa colgara de las ramas de los árboles, como las hojas amarillas, pero sin caerse nunca.
¡Feliz verano!