miércoles, 26 de noviembre de 2008

El valle rojo


En los últimos días de otoño el valle se vuelve rojo.
Las hojas de los robles se tiñen de un naranja rojizo, muy fuerte, y al amanecer y al atardecer, el sol las vuelve casi rojas.
Esto dura pocos días. Solo hasta que el viento las arrastre tras él.
Ayer nevó, el suelo quedó cubierto de blanco y de frío. Los robles aún mantienen la mayor parte de las hojas.
El sol del ocaso creó un paisaje irrepetible. La nieve resplandecía y los robles, rojos, brillaban de fuego.
Los caballos acudieron con cabeceos y trotes al pienso de la tarde.
En aquel momento no hubiera podido estar en otro lugar mejor.
Creo que no existe.

Traslados


Estos días movemos los caballos más de lo habitual. Intentamos que apuren el pasto de los prados antes de que llegue el invierno. Durante el invierno los concentramos en la finca, donde es más cómodo echarles de comer a todos juntos.
Cuando hacemos estos traslados solemos montar " a pelo" es otra manera de montar, quizá muy alejada de las clases de doma y de las reglas de la equitación. Pero es divertida, natural y no hace falta siquiera equiparse con botas , pantalones y casco.
Los caballos también van sin equipo, a veces solo la cabezada de cuadra. Así a la vuelta, que volvemos andando, no cargamos con peso.
En estos paseos es cuando sientes el caballo más cercano, lo sientes bajo tu cuerpo, entre tus piernas. No le pides nada, solo que camine hacia adelante, tranquilamente.
Toni, siempre Toni, se para a comer cada vez que se le antoja.
Él es así...¡cabezón!. Pero en cuanto ve que se queda atrás nos alcanza presuroso.

Ivan y Sara

Iván trabajando con Sara en la pista redonda.
Montado y esperando instrucciones de Laura.Un abrazo después del trabajo. Bonita pareja.
Iván Y Sara
Iván y Sara ya son un equipo. Un binomio se dice en equitación, pero estamos en el valle; son un equipo.
Iván ya monta a su yegüita, es un gusto verlos juntos en la pista. Sara es un cielo, e Iván un intrépido jinete.
Bajo las órdenes y el control de Laura no hay ningún problema; prudencia y experiencia también son un buen equipo. Un binomio inseparable.
¿ Un binomio?... ¿ no estamos en el valle?.
¡Un equipo!




miércoles, 12 de noviembre de 2008

Los comienzos

Esta es Laura en sus comienzos.
Tenía ocho años y mucha ilusión. La poni que monta se llamaba Jarilla( y se llama), como veis era una poni bastante "tosca" una yeguita cruzada, sin papeles, y algo" feita". Apenas estaba domada y daba algunos sustos, pero enseguida Laura y ella se compenetraron y formaron una pareja admirable.

Jarilla tenía un corazón que más hubieran querido para sí cualquier caballo de alta competición.
No se paraba ante ningún obstáculo, saltaba en el cross por donde se le pidiera , y pese a su cuello y su " triste figura", en doma se movía con la gracia de un caballo de alta escuela.

Así , siete años después,llegaron a los campeonatos de España para menores de 16 años, donde por culpa de una lesión en la última prueba ,solo pudieron terminar en sexta posición del concurso completo.

Pero antes y después de eso, muchos fueron los concursos y las pruebas en las que participaron y muchos los premios y sonrisas que ganaron las dos juntas.
Después de ese campeonato Laura cumplía 16 años y se compró su propio caballo, un PSI, llamado Danko,con el que siguió en competición.
Jarilla, posiblemente , sea el caballo más valiente que jamás haya montado Laura.
Desde aquí , y con todo nuestro cariño, queremos que estas fotos sean , para todos lo que os asoméis aquí , una bonita presentación y además un aliciente para que cuando un caballo no sea muy agraciado de potro , le queráis y confiéis en él.
A veces nos dan sorpresas maravillosas.

Laura con jarilla en el Campeonato de España


martes, 4 de noviembre de 2008

Un otoño frío



El otoño a cambiado.
De repente.
La primera nevada llegó antes que otros años, no quiere decir esto que nos pille desprevenidos;estamos preparados para ello. Pero estábamos disfrutando de esta inesperada
" primavera" otoñal, con lluvias suaves , sol ,y buenas temperaturas.
Ha terminado bruscamente.
Ahora el frío se ha instalado en el valle. Parece que va a ser un invierno largo.
Las nieves persisten en las cumbres y el agua es fría.
El trabajo en la finca se vuelve más duro, pero no menos agradable; da gusto ponerles la comida , las mantas... en definitiva, da gusto estar ahí, a su lado.
No solo nuestros caballos viven sueltos en el valle, hay otros, como el de la fotografía, que todavía pastan en los prados, hasta que el invierno lo permita.
Los árboles son un buen refugio natural, en nuestra finca hay muchos , forman un tupido bosque donde se guarecen en las peores noches. Los robles mantienen las hojas hasta muy avanzado el invierno lo que proporciona cobijo a los caballos. También las grandes zarzas y los matorrales crean barreras naturales contra el viento. En lo más intrincado del bosque hasta es difícil encontrar a los caballos. A veces les llamamos y no aparecen, solo cuando escuchan el ruido de los bidones al ponerles el pienso. Entonces llegan todos tan contentos.
Marcándose las distancias y estableciendo la jerarquía unos sobre otros, como una auténtica manada.
En ese momento puedes imaginarlos libres y salvajes.