La gente siempre mira a los caballos con una mezcla de precaución y admiración y exclama...¡qué bonitos!
Los jinetes de la cuadra iban impecables, unos con las nuevas camisetas y otros vestidos de forma más tradicional.
Cuando llegamos a la plaza del pueblo ocupamos uno de los lados vacíos, apartados de la gente por precaución, aunque todos los caballos se portaron con una correción exquisita, je je..la buena educación.
El camino de regreso es un hermoso paseo, ya conocido, pero no por eso menos atractivo.
Y este año, con la esplendorosa primavera, los prados parecen mares de hierba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario